Después de haber caído el 6,3% en el 2020, el número de exportadores ha crecido el 29% en el primer semestre de este año, hasta superar la cifra de 196.000 empresas. De entre todas ellas, se contabilizan 53.634 exportadores regulares (aquellos que han vendido al exterior en los cuatro últimos años) que representan el 34,7% del total y el 9% más que en el mismo periodo del año anterior.

El perfil de empresa exportadora en España es el de una pequeña empresa con un importe de operación inferior a los 500.000 euros cuyo mercado es principalmente Europa y que suministra sobre todo productos industriales y tecnología, según datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. En estas páginas se presenta una muestra de pymes y sectores de actividad de diferentes puntos de la geografía española que han encontrado en la exportación la razón de sus negocios. La innovación y la buena relación calidad precio de sus productos y servicios es clave en todo los casos.

Aiditec Systems.El Periódico

Aiditec Systems: Pararrayos para medio mundo

Jordi Cuenca. Valencia

Como no hay mal que por bien no venga, el cambio climático está siendo una bendición caída del cielo -nunca mejor dicho- para la empresa valenciana Aiditec Systems. Y es que esta pequeña compañía de ocho trabajadores y una facturación de 2,3 millones de euros fabrica pararrayos que vende en los cinco continentes, desde México y Perú a Serbia, Taiwan, Vietnam, Egipto, Malasia o la India. Daniel Blanco, fundador de esta firma junto a su padre Ángel hace justo una década, asegura que el empeoramiento creciente del tiempo «produce tormentas cada más fuertes, con mucho aparato eléctrico, y la gente trata de proteger sus viviendas, comunidades de propietarios y empresas. Cuando sale en los medios el impacto de un rayo sobre un edificio, las consultas a nuestra web se disparan y aumenta considerablemente la demanda».

Por ser algo didácticos, estamos hablando de un aparato del tamaño de medio brazo que pesa entre tres y cuatro kilos y cuyo precio, en función del tamaño, oscila entre los 500 y los 1.200 euros. Esta pequeña empresa se ha centrado desde su nacimiento en 2011 en crear sistemas de protección contra los rayos, que incluyen además prevenir la «sobretensióm» y, evitar, por tanto, los efectos sobre electrodomésticos. Aiditec lleva a cabo la fabricación íntegra de pararrayos en sus instalaciones de València, donde cuenta con un taller. Produce al año unas 2.000 unidades y, como explica su copropietario, el 80 % de su facturación procede del exterior. ¿Por qué solo un 20 % de las ventas son nacionales? Daniel Blanco responde que el motivo hay que buscarlo en los plazos de pago en España, que pueden demorarse 200 días. «Somos fabricantes, no nos dedicamos a financiar productos, ni creemos que debamos actuar como un banco. Por eso decidimos enfocarnos en el mercado internacional», apunta, antes de confesar que también producen pararrayos para otros fabricantes.

La compañía tiene un acuerdo de colaboración con otra firma valenciana, MD Equipos Tecnológicos, que está especializada en protecciones eléctricas. A través de esta empresa, Aiditec Systems coloca sus productos en el mercado español, mientras que MD canaliza a través de Aiditec sus ventas en el extranjero.

BCN3DEl Periódico

BCN3D: Impresoras para la nueva fabricación

Eduardo López Alonso. Barcelona.

BCN3D es una de esas empresas jóvenes que basan su crecimiento en la internacionalidad de su actividad y perspectivas más allá de lo previsible. Nacida como una ‘spin-off’ de la Universitat Politécnica de Cataluña (UPC) está especializada en el desarrollo de la producción aditiva. Fabrica impresoras 3D para el entorno empresarial. Con una facturación de unos 4,1 millones de euros, la empresa catalana con sede en Gavà (Baix Llobregat), ya suma casi un centenar de trabajadores y se encuentra a las puertas de abordar nuevos retos de crecimiento. Gracias a la captación de recursos a través de rondas de inversión ha ido puliendo sus desarrollos con máquinas caracterizadas por elevada polivalencia y la capacidad de usar múltiples materias primas para realizar modelos 3D. Las máquinas de BCN3D se venden ya en 65 países y el 90% de los ingresos provienen del extranjero. Está presente en países con tanta competencia como EEUU, China, Rusia o India, por ejemplo.

BCN3D abre cada día nuevas expectativas de negocio, propias y ajenas. Ha logrado en rondas de financiación 5,5 millones de euros, con inversores como los fondos JME VC, Accurafy4, Victoria, el CDTI, Danobatgroup y el grupo Mondragón.

Son las impresoras de BCN3D aparatos distanciados de las impresoras domésticas, con precios de entre 3.500 y 10.000 euros. En los últimos modelos se incorporan dobles cabezales de extrusión. El diseño cerrado y su cámara con control de humedad son destacables.

Se puede imprimir con plásticos, pero también con ABS, poliamidas o fibra de carbono. Los clientes de BCN3D hacen prototipos de piezas para ser reproducidas en serie posteriormente. Xavier Martínez Faneca, consejero delegado de BCN3D, explica que «los sectores que más utilizan las impresoras 3D son la automoción, las ingenierías, los hospitales, diseñadores de producto y el sector educativo». También sirven para fabricar en poco tiempo herramientas básicas en procesos cuya reposición no puede depender de terceros. La impresora 3D abre nuevas cotas de independencia productiva para las empresas.

Bornay.El Periódico

Bornay: Minieólica para la Antártida y el Congo

Miguel Vilaplana. Alicante

Bornay es una pequeña empresa ubicada en el municipio alicantino de Castalla que, según aseguran desde la compañía, se ha convertido en la única representante española en el sector de la minieólica. Fue un electricista,Juan Bornay, el que puso en marcha la firma, cuando decidió aprovechar su ingenio para fabricar unos pequeños molinos de viento con los que hacer llegar la electricidad a las zonas más alejadas de su población. Medio siglo después, los aerogeneradores de la empresa se pueden encontrar en más de 80 países de todo el mundo, llevando la luz a lugares absolutamente remotos donde no llegan los tendidos eléctricos.

Todo empezó en los años 70, cuando Juan se fijó en los pequeños molinos de viento que por aquel entonces se utilizaban para extraer agua de los pozos. Lo que hizo fue adaptarlos para producir electricidad, en lo que fue el origen de la empresa. El objetivo era llevar la luz a las masías diseminadas en los alrededores de Castalla. El crecimiento a partir de ahí fue imparable, hasta el punto de que, desde aquellos comienzos, Bornay ha pasado de ser un taller donde se trabajaba de forma manual a disponer de una planta de producción propia y un departamento de I+D+i que le ha permitido mejorar sus productos, y a contar con tres sedes, dos en España y una tercera en Miami.

La firma ha tenido desde sus inicios un enfoque internacional, y un ejemplo de ello es la Base Antártica Española Juan Carlos I. En ese lejano punto del planeta puede encontrarse una instalación fabricada por Bornay, al igual que en otras tres bases de la misma zona que también han recurrido a la firma de Castalla para abastecerse de energía eléctrica. Asimismo, junto a las líneas de Nazca, situadas al sur de Perú, un equipo de Bornay alimenta a una torre de telecomunicaciones. En las estaciones meteorológicas de Islandia disponen igualmente de aerogeneradores fabricados por esta pyme alicantina.

Pero hay mucho más. La firma también tiene una vertiente solidaria y de responsabilidad corporativa, que ha propiciado que emprenda diferentes proyectos sociales. A través de su iniciativa Ilumina Sonrisas, ha mejorado el bienestar de comunidades de Venezuela, el Congo o Tanzania. En este último país, lo que era un pequeño valle habitado por apenas 150 personas es hoy en día un pueblo de casi 20.000 habitantes, con colegios y otros servicios, merced a los aerogeneradores puestos en marcha.

La exportación, refugio de las Pymes

Juan de Dios Bornay ha tomado el relevo de su padre al frente de la empresa. Explica que el secreto de su éxito es prestar un servicio integral a los clientes, suministrando todo lo necesario para el funcionamiento de sus equipos. Desde el propio aerogenerador a las baterías, pasando por los sistemas de distribución e incluso placas solares. El fuerte impulso experimentado en los últimos tiempos por las energías renovables también está suponiendo un empuje para Bornay, que factura 8 millones de euros anuales. «En estos momentos fabricamos unos 150 aerogeneradores al año, pero nuestras instalaciones tienen una capacidad para producir hasta 500, por lo que el potencial de crecimiento es amplio», concluye.

Ariño DuglassEl Periódico

Ariño Duglass: El vidrio que construye el mundo

Jorge Heras Pastor. Zaragoza

El que tropieza y no cae, avanza camino. El refrán define a la percepción la trayectoria reciente de la empresa aragonesa Ariño Duglass, especializada en la fabricación de vidrio de alto valor para construcción, ferrocarriles y barcos de lujo, entre otros sectores. La crisis de 2008 les puso en un brete y comprometió su futuro, pero logró salir del pozo fortalecida y cuenta actualmente con unas previsiones deslumbrantes en cuanto a crecimiento, empleo o comercio exterior. Todo ello con unas exportaciones que llegan a más de 60 países y suponen el 80% de la producción.

El resurgir de la compañía no ha sido por casualidad, sino fruto de una estrategia cimentada en la inversión en I+D, la calidad de producción y, sobre todo, el impulso de las ventas fuera de España. «El gran mérito es que hemos demostrado que es posible la internacionalización sin deslocalización. Vendemos en los cinco continentes y seguimos siendo competitivos produciendo desde Zaragoza», señala el director general, Raimundo García-Figueras. Su especialización en el segmento premium de la industria de vidrio, junto con la privilegiada situación logística de Aragón son otros de los ingredientes de su receta de éxito.

Esta pyme industrial, propiedad al 50% de la familia Tarragó y Mariano Ariño, se encuentra inmersa en el desarrollo de un ambicioso plan de inversiones para duplicar la capacidad de fabricación de vidrio que tiene su fábrica de La Puebla de Alfindén, a 18 kilómetros de la ciudad de Zaragoza. La compañía ha destinado este año 4,5 millones de euros a un proyecto para modernizar la planta y dotarla de la maquinaria más puntera, pero la cuantía se elevará hasta 14,5 millones en los próximos años para ahondar en economía circular, digitalización y los objetivos medioambientales de la Agenda 2030.

El plan de transformación va a optar a financiarse con los fondos europeos de reconstrucción. Obtener estas ayudas aceleraría las inversiones, algunas de ellas ya iniciadas, y aseguraría la creación de 100 empleos, que se añadirían a los 150 actuales. La cartera de pedidos de la compañía rebosa de proyectos, lo que le permite tener cubierta la producción de todo 2022. Entre los encargos figuran cristales para trenes de Alemania, Reino Unido y Nueva Zelanda o la Universidad de Oxford.

Los resultados económicos también son brillantes: en 2020 duplicó los beneficios, con un ebitda de 1,6 millones. La facturación de 2021 rondará los 18 millones.

Elittoral: Resiliencia ambiental con sello canario

Isabel Durán. Gran Canaria

Canarias exporta economía azul y conocimientos sobre el medio marino a tres continentes. La consultora Elittoral desarrolla proyectos medioambientales para asegurar la protección, la conservación y la gestión sostenible de los sistemas marinos. La posición tricontinental del Archipiélago ha facilitado e impulsado la internacionalización de esta empresa que, con una veintena de empleados, tiene su sede principal en Las Palmas de Gran Canaria, pero también cuenta con base en Vigo, Palma de Mallorca o Murcia y en países como Ecuador o Guatemala.

Su ámbito de trabajo abarca la ordenación de la zona costera y de todas las actividades que en ella suceden, tanto de ocio como industriales. Y su objetivo es trazar estrategias para que la sociedad y las infraestructuras se adapten a las consecuencias del cambio climático. En definitiva, fomentar la resiliencia, pues «hay aspectos que ya no podemos mitigar, pero sí reducir sus efectos para mejorar la calidad de vida de las personas que viven en las costas y asegurar la actividad económica que sucede en el medio marino», afirma la directora comercial de Elittoral, Gloria Álvarez.

La empresa, que arrancó su actividad en 2007, nació «casi internacionalizada». La proximidad a Marruecos o Cabo Verde hizo que en sus primeros años de andadura desplegaran sus equipos en estos países y al poco tiempo se desplazaron a Mozambique, Mauritania o Argelia, gracias a las buenas relaciones que mantienen con diferentes grupos de investigación. Su primer contrato fuera de África les llegó en 2012, año en el que dieron el salto a Latinoamérica con un proyecto en Guatemala. «Ahí fue cuando perdimos los complejos y ya nos vimos como una empresa internacional», afirma la directora comercial de Elittoral, quien añade que, después de 14 años sobre el terreno, han atesorado experiencia y conocimiento como para poder enfrentarse a cualquier mercado nuevo.

«Detectamos una oportunidad en que había países en desarrollo que recibían apoyo de organismos internacionales para llevar a cabo programas de recuperación y desarrollo en las franjas costeras», indica Gloria Álvarez. Aunque, reconoce, la dirección de la empresa siempre ha defendido una fuerte convicción de que había que salir fuera de las Islas porque el mercado es global y el conocimiento sobre el medio marino es internacional.

Facet.El Periódico

Facet: Gigante joyero en Córdoba

Noelia Santos. Córdoba

La historia de la Córdoba más reciente está íntimamente ligada con la joyería. La ciudad es uno de los polos centrales de un sector que ha tenido que reinventarse para adaptarse a los nuevos tiempos y el Parque Joyero ha sido pieza fundamental de esa evolución. Precisamente, la posición de Córdoba dentro de la joyería fue una de las claves para que Facet, empresa histórica del sector, asentara parte de su producción en la ciudad.

Lo hizo, tal y como cuenta el CEO de Facet, José Miguel Serret, en medio de la pandemia del coronavirus. Fue a finales de septiembre del año pasado cuando esta empresa catalana abrió sede en Córdoba, en el Parque Joyero, buscando proteger una producción hasta el momento muy concentrada en la India, país gravemente afectado por el coronavirus. En este caso, la aventura exterior de Facet es de ida y vuelta. De ida, a producir fuera;_y de vuelta, recuperando una parte de su producción en el exterior.

Córdoba, relata Serret, siempre había estado en el punto de mira de Facet, «pero lo íbamos dejando para mañana». El covid aceleró una llegada que siempre había estado en la mente de la empresa y Córdoba se convirtió así en sede de una de las fábricas de la compañía.

La empresa ocupa 1.500 metros en el Parque Joyero, divididos en dos espacios, uno dedicado a la fabricación y otro centrado en la parte administrativa. «Gran parte de la producción la hemos trasladado aquí», explica Serret, que avanza que ya han abierto un nuevo periodo de contratación de personal de una quincena de personas, que se sumarán a los más de 70 trabajadores con los que cuenta la empresa en Córdoba.

Puede pensarse que, dentro de una crisis económica como la derivada del coronavirus, la joyería queda relegada a un segundo plano en la lista de la compra. Facet, sin embargo, espera cerrar este 2021 superando los datos de negocio del 2019. Serret detalla que, dentro del sector, o al menos desde la experiencia de Facet, existen dos divisiones: por un lado, el retail, y por otro, las grandes cuentas. El precio medio de esas grandes cadenas sí ha caído, pero no ha ocurrido lo mismo en el otro polo. «El que tiene poder adquisitivo no tenía opciones de gasto durante la pandemia, pero la compra de joyas siempre ha estado ahí», evidencia el CEO de Facet, que añade que el mercado de joyería que negocia con piezas que se pueden usar cada día «sí está sufriendo la crisis».

En Facet, además, juegan con la baza de la trazabilidad. De todas las piezas se puede saber de dónde se extrae el material y por las manos que ha pasado o conocer que se han cumplido todos los derechos de los trabajadores durante su producción. Esto es clave para una empresa del tamaño de Facet y su inversión a largo plazo.

Praxia.El Periódico

Praxia: Huyendo del impuesto al sol

José Luis Salinas. Oviedo

Pablo Cuesta, consejero delegado de la compañía asturiana Praxia Energía dedicada a la fabricación de estructuras para paneles solares, se pone a enumerar los países a los que exporta sus productos y durante ese ejercicio mental tiene que parar varias veces para intentar no dejarse ninguno por el camino. La lista es larga. Larguísima. Y hay lugares de lo más exóticos. «Siempre tuvimos la vocación de exportar, creo que es nuestro ADN», señala.Sus productos han tocado el suelo de 32 países diferentes. De hecho, más del 80% de las estructuras para paneles solares que hacen en una factoría que tienen en la localidad asturiana de Langreo van para los mercados extranjeros. Pero todo en los negocios, y en la vida, tiene un comienzo. Un inicio. Una primera pica. La de Praxia fue en Italia, en 2009.

La compañía buscó el abrigo en los mercados internacionales que España le negaba. Eran los tiempos del conocido como «impuesto al sol» y las ventas de placas solares no pasaban por aquellos momentos en el país por su mejor momento. Así que Praxia se fue a buscar el negocio fuera. «Nuestro producto es especializado y buscar nuevos mercados te permite aprender y reducir la dependencia local», señala Cuesta.

Con el paso de los años la nómina de clientes en el extranjero fue creciendo. Fueron recibiendo demanda de los países nórdicos, por ejemplo, con menos horas de sol que España, pero con una gran demanda de estos productos.

Poco a poco, Praxia, señala Cuesta, fue demostrando fuera de España que «somos una empresa confiable y competitiva, con experiencia y capacidad técnica e industrial». Y así fue abriéndose un hueco y diversificando su negocio en el extranjero. También influyó las facilidades que daban a los clientes para financiar los productos, lo que en el argot económico se conoce como bancabilidad.

Ahora, en el mercado nacional la situación ha cambiado. De forma radical. El mercado de la energía solar (y, por extensión, el de las renovables) está boyante. Va viento en popa. La demanda está creciendo de forma exponencial año a año, más en el sur del país que en el norte, pero eso no ha sido una excusa para que la compañía replegara alas en el extranjero. Más bien lo contrario. Continúa intentando ampliar su presencia fuera. Cuesta está convencido que esa es la garantía del éxito. La diversificación.

Con tanta calle en los mercados internacionales, también ha habido alguna que otra mala experiencia. Pero nada que no les haya impedido reponerse. «Alguna que otra ha habido», reconoce Pablo Cuesta, «pero las olvidamos pronto», resuelve. De todo se aprende, de hecho, asegura que «en ese sentido, el apoyo de las entidades financieras para el análisis». Fue el bastón en el que asentar su proyección internacional.

El empresario solo tiene una espinita clavada. Una que está al otro lado del globo, la de Australia. Le gustaría que su próxima pica internacional fuera en el continente australiano. «De momento, es el continente que se nos resiste», reconoce.

Ibercisa.El Periódico

Ibercisa : Innovación en el puerto y a bordo

Lara Graña. Vigo

Ibercisa Deck Machinery es una compañía auxiliar de la industria naval gallega. Asentada en Vigo, otea desde sus instalaciones la actividad de las fábricas de automoción de Stellantis o GKN Driveline. Pero lo suyo es la mar y los barcos. Proporciona todo tipo de maquinaria de cubierta (maquinillas, grúas o pórticos con sus sistemas de control) para todo tipo de embarcaciones. Como los pesqueros de arrastre, por ejemplo, para que puedan subir a bordo las capturas; o los oceanográficos, que precisan operar a grandes profundidades para evaluar el estado de pesquerías o estudiar ecosistemas desconocidos. «Exportamos de media entre el 80 y el 90% de la producción», resume su director general, Roberto Rodríguez Orro. El ejercicio 2020 fue, también en este sentido, inusual, con un 62% de facturación exterior. La compañía cerró el año con 23,5 millones de volumen de negocio, ligeramente por debajo de los valores prepandemia. «Nos hemos blindado financieramente con los ICO COVID, aunque afortunadamente no los hemos necesitado y, aunque con un resultado menor, todo han sido números negros».

La compañía entregará hasta final de año la maquinaria para segundas unidades de arrastreros que se construyen en Vietnam o en Yalova (Turquía), donde las armadoras rusas están encargando megabuques de más de 100 metros de eslora. Apunta Orro que «es un año de fuerte innovación, en el que estamos lanzando nuevos proyectos innovadores en materia de gestión y ahorro energético en buques, equipado los principales proyectos oceanográficos a nivel internacional con todo el paquete de maquinaria de cubierta». Vigo, con los astilleros Freire Shipyard y Armón, se erige en la capital global de este tipo de contratos, de los de mayor complejidad técnica e innovación a bordo.

Uno de sus mayores proyectos cristalizó en Brasil, para donde desarrolló un sistema de amarre portuario para una terminal de carga de la multinacional Vale do Río Doçe. El pedido incluyó el diseño, fabricación y puesta en marcha de 26 maquinillas de amarre y 50 fairleds (alavantes o guíacabos), indispensables para permitir las maniobras de los mayores cargueros del mundo, capaces de transportar hasta 360.000 toneladas de mineral de hierro y con una envergadura de 400 metros de eslora. De no ser por este equipamiento, que acompasa el movimiento natural de las mareas, la fuerza de estos barcos arrancaría de cuajo toda la terminal portuaria.

Con unos 115 trabajadores en plantilla -aumentó en el año del covid-, Ibercisa encara también las dificultades de la escalada inflacionaria, con un fuerte incremento en los precios de las materias primas que precisa. «Está siendo un buen año de contratación, parece que se esté resolviendo el atasco, pero el cumplimiento de los plazos de entrega está siendo dificilísimo», apunta Rodríguez Orro.

Escumar .El Periódico

Escumar Moda: Directo al palacio de Kensington

Begoña Galache. Zamora.

Si los duques de Cambridge les encargan un abrigo para uno de sus benjamines, la prenda puede estar confeccionada en dos horas, «y si puedo antes, antes», por un precio que ronda los 150 euros. Y desde Zamora rumbo a Londres. Lo que puede parecer una fábula tiene nombre: Escumar Moda, una empresa textil enclavada en la pequeña localidad de Coreses. Sus propietarios, que han heredado la tradición familiar, lo tienen claro: «Nos quedamos aquí».

Para los hermanos Manoli y Raúl Escudero, Zamora es la inspiración que les ha permitido fabricar prendas de lana como sus antepasados lo llevan haciendo durante cuatro décadas. En lugar de «saltar» a la vecina Portugal, por ejemplo, y abaratar costes, ellos tienen su propia hoja de ruta: «Será una mentalidad pueblerina en el buen sentido de la palabra», reflexiona Raúl, «pero jamás vamos a deslocalizar el producto y nos encanta estar en Zamora. La prenda se diseña y se confecciona íntegramente aquí con máxima calidad y mimo». Ahora están a pleno rendimiento, con una plantilla que este verano ha aumentado hasta los 16 trabajadores, entre ellos los propietarios, dos más en las labores, mano a mano.

El primer abrigo ‘Marae’ que lució la princesa Carlota, la biznieta de Isabel II, supuso un espaldarazo. Y los royal británicos siguen fieles a Escumar Moda todos los años. El escaparate para que los príncipes Kate y Guillermo se fijaran en los diseños de los zamoranos fue la tienda exclusiva de moda infantil de Amaia Arrieta en Londres, una de las favoritas del matrimonio destinado a ocupar la corona del país. Pero para que esto ocurra hay que estar allí, «en buenas plataformas y en las redes sociales», precisa Escudero. «No vale con hacer bien las cosas si luego no lo sabes vender». A partir de ahí las televisiones y las revistas se encargan de convertir a Carlota de Cambridge en la mejor embajadora de la moda zamorana.

Y vender, y mucho, es lo que han hecho durante los últimos años con un incremento del 25% desde que se iniciara la pandemia. Ahora, en verano, no paran de elaborar las prendas de hilo austriaco que saldrán al mercado entre enero y marzo. Las exportaciones se han multiplicado por tres, y este ejercicio ya supondrán el 80% del negocio. A Estados Unidos, Inglaterra, Italia o Japón se ha sumado ahora China, «con un gran potencial para la ropa de lujo», según Raúl Escudero. La firma también está inmersa en una colección de prendas de mujer, una apuesta muy dirigida al público norteamericano. Los precios, eso sí, serán elevados, «porque hablamos de lujo, aunque en España pueda parecer caro». A cambio, Escumar garantiza la perfección: «Apenas hemos tenido nunca devoluciones porque el control es máximo y dos personas se encargan al final del proceso de revisar la prenda centímetro a centímetro». Las puntadas de las que se sienten más orgullosos son las ultimas, las que fijan la etiqueta interior donde se especifica el lugar de fabricación: Coreses (Zamora). Made in Spain en estado puro.

Quesos del Casar.El Periódico

Quesos del Casar: La torta del Casar cruza el charco

Juan José Ventura. Cáceres

La torta del Casar con Denominación de Origen Protegida (DOP) ha cruzado el charco. Este queso extremeño, misterioso y único, que en sus orígenes los pastores creían un fallo de elaboración - presentaba un aspecto aplastado y se volvía untable- puede degustarse con normalidad en Estados Unidos. Este milagro es posible gracias a Quesos del Casar, una empresa familiar radicada en el corazón de Casar de Cáceres (Cáceres), que ha orientado sus esfuerzos tras la pandemia a la conquista de mercados fuera de las fronteras españolas. No ha sido la primera en llevar allí la torta del Casar, pero sí la que ha consolidado su consumo definitivamente. Además de Estados Unidos, Francia, Holanda, Bélgica, Suecia y el norte de Alemania conocen las excelencias de este queso singular y escaso que Quesos del Casar elabora todo el año y no solo durante el destete de las ovejas merinas. Japón y Emiratos Árabes son mercados apetecibles y están en el punto de mira de su departamento de exportación. Difícil, pero no imposible para una pyme acostumbrada a afrontar grandes retos desde que en 1985 comenzó su actividad -cómo no- en un garaje.

El hito no es fruto de la casualidad ni de la improvisación. La empresa ha preparado a conciencia su Torta Gran Casar desde hace más de un lustro. Primero logrando que a la certificación de la Denominación de Origen Torta del Casar se le unan otras ‘llaves’ de los mercados exteriores. Una de ellas es el certificado International Featured Standards FOOD, una norma de seguridad alimentaria internacional. Para ello tuvo que automatizarse en 2015. Nada fácil, pues en sus 3.200 metros cuadrados se procesan más de 5 millones de litros de leche al año. Con ellos se produce 1 millón de kilos de queso de 11 variedades, de los que a Gran Casar corresponden 150.000 aproximadamente. Conviene recordar que la torta del Casar no es un queso al uso, sino un producto gourmet perecedero y para consumidores con cierto nivel adquisitivo.

Ayuda también la reciente obtención del European Vegetarian Union V-Label.eu, que certifica el queso como apto para las dietas vegetarianas en toda la Unión Europea. A esto se suman los rigurosos controles que realiza el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Torta del Casar. Además, Mario Blasco Rey, director de la empresa, explica que este 2021 han cambiado radicalmente la imagen de su Torta DOP Gran Casar como parte de la estrategia de internacionalización. Se presenta ahora en un estuche con dos formatos adaptados a las nuevas necesidades de consumo y con las cualidades del producto reseñadas en español, inglés o francés, según destino.

En la actualidad, la quesería exporta el 6% de su producción. El objetivo es llegar al 15%. Para ello cuenta con un departamento de exportación con profesionales forjados en cientos de ferias de productos gourmet. .Antes de que acabe el año Quesos del Casar tiene previsto participar en el Salón Internacional del Club de Gourmets en Madrid y en el World Cheese Awards que se celebrará en Oviedo.

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